16 de diciembre de 2009

El Final de Canterville

Más tarde, fueron caminando hasta las ruinas de una antigua abadía. Virginia se sentó al lado de una columna mientas el duque se fumaba un cigarillo. De pronto, el duque la tomó de la mano
- Virginia , una mujer no debe tener secretos con su marido -le dijo
-Querido Cecil. yo no los tengo.
-Sí los tienes -respondió sonriendo- ¿Qué te sucedió mientras estuviste encerrada con el fantasma?
-Nunca se lo he contado a nadie - dijo Virginia gravemente
-Ya lo sé, pero dímelo -insistió el
-Te ruego que no me preguntes, Cecil, no te lo puedo decir. ¡Pobre sir Simon! Le debo mucho. ¡No te rías, Cecil!
Ahora comprendo qué es la vida y qué significa la muerte, y por qué el amor es más fuerte que ambas.
El duque se levantó y besó a su esposa con ternura.
-Puedes guardar un secreto si yo poseo tu corazón -dijo
-Siempre lo tendrás, Cecil -replicó la chica
-Se lo dirás algún día a nuestros hijos, ¿verdad?
Virginia se ruborizó